Benidorm hoy es la ciudad turística por excelencia. Aquí puedes disfrutar todo el año del sol, las playa y todos sus rincones. Pero… ¿Qué conocemos realmente sobre la ciudad más kitsch de todo el país?
La historia turística de Benidorm, está estrechamente ligada al desarrollo del turismo de masas en la segunda mitad del siglo XX. El Plan General de 1956 configuraba el trazado del Benidorm tal y como se conoce en nuestros días. Se trataba de una concepción horizontal, basada en una línea más clásica de edificios de baja altura como los apartamentos, chalés y hoteles que se construyeron desde aquel preciso instante hasta los primeros años de la década de los sesenta.
Esa primera transformación, Benidorm encontró un nuevo modelo económico y comenzó a abrir las puertas al turismo empezando a construir los hoteles y apartamentos (que, poco a poco, han marcado el famoso skyline de Benidorm).
Unos años después, Julio Iglesias, puso en valor la importancia de la música en la ciudad, al ganar la edición de 1.968 del Festival de Benidorm. No era el Low, pero fue una forma perfecta de introducir la modernidad mezclando a iconos de aquel entonces, como el propio Julio Iglesias, Raphale, Bruno Lomas ó El Dúo Dinámico, con los primeros bikinis, imprescindibles en la ‘historia’ del verano de los años 70 y en las primeras películas nacionales que se rodaron en sus playas.
Toda esa vorágine alternativa, mezclada con la inauguración del Aeropuerto de El Altet (en 1967), convirtió a la ciudad en uno de los destinos favoritos de la Costa Blanca para británicos, noruegos, suecos… toda Europa tenía los ojos puestos en nuestras playas, nuestros rascacielos y, por supuesto, ¡nuestro buen tiempo!
Pero no sólo venían extranjeros. Con la evolución del 600, llegó el boom de Benidorm para los españoles. Su fácil acceso -directo desde ciudades del interior como Madrid o Cuenca-, convirtió a Benidorm en un lugar obligatorio para familias que querían pasar unos días de vacaciones en la playa (con un coche cargado hasta arriba, claro) a un precio muy económico y con todas las facilidades… ¡directos al apartamento de Benidorm!
Y entonces… llegaron los años 90 y 2000 y Benidorm comenzó a modernizarse, a renovar sus infraestructuras, a llenarse de bares, formar parte de la Ruta del Bacalao y a acumular rascacielos que, ahora sí, llegaban hasta lo más alto (como el Hotel Bali, en 2002, el hotel más alto de Europa con 53 plantas).
Así llegamos al Benidorm de ahora, al de las luces de neón, a la ciudad que nunca duerme… ¡Y no solo en verano! Benidorm es uno de los destinos favoritos de los europeos durante todo el año (¿a quién no le va a gustar con más de 300 días de sol al año y 19 grados de temperatura media durante todo el año y más de 8 horas de sol al día?).
Durante los 365 del año, además, este paraíso en continua transformación acoge eventos y festivales, haciendo honor a uno de sus lemas: The Best Plan. Por su calendario habitual, están la Fancy Dress Party en noviembre -la fiesta de disfraces más grande Europa-, el Benidorm Fest, la Media Maratón de Benidorm (Benidorm Half), Funtastic Dracula Carnival, Skyline FIlm Festival, o el Benidorm Pride, entre otros muchos.
La ciudad es un ejemplo de cómo una pequeña localidad costera puede transformarse en un importante destino turístico internacional que ha evolucionado y ha mantenido su atractivo a lo largo de los años. Muchas intentan imitar su éxito, pero es imposible, porque Benidorm es única e irrepetible.
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